«El entierro prematuro»
En honor de E. A. Poe El Día de Todos los Santos, mi madre y yo fuimos al cementerio. Desplegamos una manta a cuadros sobre el césped que había justo delante del panteón familiar donde se alojaba mi...
View Article«El circo»
El circo llegó al pueblo en primavera. Montaron la carpa a las afueras, cerca de los restos de la muralla romana, única reliquia turística de la que podían presumir los lugareños. No era común que un...
View Article«Alta costura»
Dos mujeres reptan por el césped de corte inglés inmaculado. Visten de Vuitton, se han maquillado con Dior y tras ellas dejan un rastro de Chanel nº 5. A una se le cae el labio inferior. —Faya, qué...
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«El maniquí»
A Alberto y Ana, por ver un micro donde solo había un recuerdo. Vivimos un tiempo en aquel piso. Allí teníamos un maniquí. Instalado en la bañera del servicio de aseo. Luego nos cambiamos de casa. El...
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«Las clases»
El control de Mates sería después de comer, pero a Mauro el agujero en el estómago no le dejaba concentrarse. La profe de Lengua acababa de terminar y ya corrían por el pasillo los niños de comedor....
View Article«Pobre Noel»
El hombre limpió el alfanje en los bajos de su manto. El charco de sangre que le llegaba a los pies comenzaba a coagular. Se apartó con cuidado para no mancharse. —¿Qué hemos hecho? —A su compañero le...
View Article«Paradoja»
El bebé nació prematuro. Cuando la enfermera lo colocó en el pecho de la madre, comprobó, horrorizada, que se acababa de parir a sí misma. Inés Arias de Reyna Pedrezuela, 4 de diciembre 2012
View Article«Sofá de piel»
A mí también me gusta mi piel. Blanca. Tersa. Perfecta para un buen sofá. Solo te pido que, cuando esgrimas ese bisturí, enciendas el tocadiscos y me desuelles a ritmo de jazz. Inés Arias de Reyna...
View Article«Corazón de fresa»
Me gustaba lamer tu corazón de caramelo, porque sabía a fresa. Pero, de tanto chuparlo, se consumió. Al final apenas quedaba un pedacito y a ti te invadió una sonrisa impertérrita que daba...
View Article«La danza»
En el principio de los tiempos, vivían Ma y Bo en la oscuridad. Ma soñaba con el abrazo de Bo; y Bo con el beso de Ma. Pero despertaron y, como no se veían, extendieron sus brazos y se tocaron la yema...
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